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Gemelas

Había llegado el momento tan esperado por mi, luego de tanto sacrificio, o mejor dicho, luego de tanto sacrificar…
Hoy, yo, Clara, me encontraba en la iglesia, junto a mi amado, Martín, escuchando las palabras del cura. Solo se encontraban en la iglesia su familia y la mia. Faltaba mi hermana, pero por algún motivo sentía que estaba ahí.
Recuerdo perfectamente cuando era mi hermana, Ana, la que se encontraba preparándose para la boda con Martín. Y si, como no recordarlo, si había sido hoy, justamente.
Comencé a recordar, todo lo que había discutido con mi gemela a lo largo de la vida, simplemente por el hecho de que todos la preferían, porque comentaban que era mas bonita, mas inteligente, y siempre mejor que yo. Mentira. Somos iguales en todo, y lo podría comprobar ahora, diciéndoles a todos que no soy Ana, como todos piensan. Pero no, no iba a arruinar el momento que siempre espere… Podría decirles que Ana ya no estaba, y que la única que quedaba era yo, Clara.
Sali de mi pensamiento, y escuche atentamente al cura, cuando me preguntaba si aceptaba a Martin como esposo, y si prometía amarlo hasta que la muerte nos separe. Acepté. El cura le pregunto lo mismo a el, y también acepto.
Al fin, juntos hasta la muerte… Haber matado a mi hermana había funcionado después de todo.
Todos me felicitaban… No, en realidad, felicitaban a Ana, pero no entendía porque.¿Porque era ella la felicitada, si era yo la que se acababa de casar con Martín? ¿Porque todos nombraban a Ana, si era yo la que llevaba puesto un hermoso vestido blanco de casamiento? ¿Porque a ella, si era yo la que estaba presente? ¿Porque?
No podía ser que todos nombraran a Ana, si ella estaba tirada en su habitación, con una profunda herida en el corazón que yo había causado con el cuchillo que ahora llevaba debajo del vestido, siempre por las dudas.
Al menos, yo recordaba haberla matado… O no? No podía permitir que ella volviera y tomara todo lo que había conseguido… Yo la había matado una vez, podía hacerlo dos veces.
Tome el cuchillo que tenia debajo de la cola de mi vestido, y automáticamente todos se alejaron de mi. Lo clave en mi corazón, sabiendo que si yo moría, también lo haría la presencia de Ana, y eso era todo lo que yo quería.